martes, 29 de julio de 2014



Demostrando un aspecto multicolor a todo aquel que visita la ciudad de El Alto, puede observar curiosos matices: aguayos policromáticos que se pierden  en un mar de comerciantes;  coloridas chiwiñas (sombrilla para proteger los productos del sol) que albergan a los comensales de turno o a algunos curiosos compradores; enormes letreros que se muestran imponentes a los ojos de los transeúntes; en suma, una infinidad de colores que habitan y animan esta ciudad. Pero el color que se ha estado perdiendo espacio en esta urbe, es el verde de la naturaleza.


“El vivir bien/ Buen vivir desafía a repensar nuestras maneras de relacionarnos entre seres humanos y con la naturaleza, para favorecer una vida que fluya para todos y todas, no solo humanos sino todas las formas de vida…las relaciones entre seres humanos y naturaleza es uno de los dispositivos más fuertes para deconstruir las lógicas del desarrollo y el crecimiento ilimitado.”, citaba Mario Rodríguez, integrante del Equipo Wayna Tambo- Red de la Diversidad de Bolivia, en una de las charlas destinadas a la recuperación del espacio público por parte de los habitantes de una urbe.


Si tomamos en cuenta el concepto anteriormente citado, podemos pensar que desde la lógica capitalista, las ciudades han sido el modo para acceder al progreso y al desarrollo. Esta situación tiene como resultado la masiva migración del área rural al urbano. La ciudad de El Alto es una prueba de ello. En el lapso de su crecimiento y evolución, esta ciudad ha demostrado un importante crecimiento económico atrayendo el interés de migrantes, provenientes de distintos departamentos, principalmente de las áreas rurales de La Paz. Según los datos de censo de población y vivienda de 2011, El Alto contaba con una población de 649. 958 habitantes. Los datos del censo 2012, dan a cuenta que la cantidad de habitantes se incrementó, llegando a 848.840 habitantes. Este importante crecimiento demográfico representó que las superficies destinadas a la construcción de viviendas se incrementaran, a merced de la reducción de los espacios destinados a las áreas verdes y centros de esparcimiento. 


En El Alto, como en muchas ciudades del país, se mantiene la tendencia a distribuir las áreas verdes en las plazas de cada zona o barrio. Entonces tenemos dos espacios que se fusionan: el área verde y la plaza. Por un lado, las plazas son espacios públicos de encuentro y esparcimiento social, ubicados en cada urbe, y cuya mayor parte de su superficie está constituido por el concreto. Por su parte, las áreas verdes también son superficies de dominio público relacionado con el área urbana y que está destinada a ser ocupada por diferentes formas vegetales para la generación de influencias benéficas al ciudadano.

Estando por algunas plazas de diferentes distritos de esta ciudad, se pudo evidenciar un común denominador en todas ellas: el cemento. Del 100% de la superficie de la plaza, en su mayoría, el 70% de su extensión está cubierto por el cemento.

Según el ingeniero, Limber Calderon Espinoza, técnico proyectista de la Dirección de forestación y restauración de áreas verdes de la ciudad de El Alto, es un problema que se acarrea desde los anteriores gobiernos municipales.


“La existencia de un mayor porcentaje de superficie de cemento en las plazas se debe a que las gestiones anteriores que han proyectado así las plazas y áreas verdes. Entonces han sido más proyectista en lo que es el cemento, sin tener una visión más ecológica. El entorno que rodea la plaza también está compuesto por casas de cemento, entonces ese es el principal requerimiento de los vecinos. En esta gestión se está teniendo en cuenta incluir naturaleza en estas áreas donde se están formando las nuevas urbanizaciones más que todo en lo que respecta a las “zonas dignas”, manifestó el funcionario municipal.


Si bien, la alcaldía planifica la construcción con visiones más ecológicas, existen plazas que son remodeladas a pedido de las distintas juntas vecinales. Pero, en muchos casos este trabajo de remodelación demora mucho tiempo creando malestar en los vecinos. Edwin Mamani, vecino de la zona Túpac Katari nos relató que entre sus recuerdos de infancia, guarda con mucho cariño la época en que aprendió a manejar la bicicleta en la plaza Villa Esperanza del distrito 5: “a dos cuadras de mi casa estaba la “Villa”, una plaza donde todo era  verde , ahí aprendí a manejar bicicleta. Pero no siempre fue una plaza”.



Según contó el vecino, mucho tiempo atrás, ese espacio era ocupado por un cementerio. Dicha construcción no fue aceptada por la junta de vecinos y en el lapso de algunos años, el campo santo fue reubicado a su sitio actual, Villa Ingenio.


Actualmente, ni la plaza ni el camposanto quedan. Con el suelo removido y los plantines destruidos, “La Villa” tiene un aspecto lúgubre. Se pueden observar algunos cimientos recién iniciados, pero que por su aspecto parecieran olvidados. La contaminación de residuos sólidos en este lugar, han colaborado para empeorar su situación. “Todo es parte de la remodelación…para que este mejor”, comentó  el vecino pensativo, tratando de encontrar una respuesta para explicar el triste aspecto de “La Villa”.

Otra vecina de la zona de Alto Lima 1º sección,  Fidelia Siñani, manifiesta su protesta porque nota que las plazas han sido totalmente contaminadas por promontorios de basura que provocan focos de infección para todos los vecinos de esa zona: “La plaza siempre ha estado así deteriorada. No hay ni donde llevar a los niños para que se recreen. Será porque la junta de vecinos no se recuerda o los de la alcaldía se han olvidado, porque la plaza siempre esta así, destrozado. Hubo un tiempo en que la plaza estaba bien, pero lo han destrozado; pura tierra, no hay jardines, no hay árboles. Tampoco la empresa TREBOL viene a limpiar la plaza. Hay mucha contaminación en esta plaza, niños jugando alrededor de la basura y también ahí venden, no sé qué se puede hacer…”


En otra visita a la zona Huayna Potosí, evidenciamos que la avenida Elizardo Pérez, una de las principales avenidas que comparte con la zona de Tupac Katari del distrito 5, está totalmente abandonada, a pesar de ser una avenida principal. Rubén Condori, vecino de esta zona nos cuenta:


“Los vecinos aquí estamos muy preocupados, puesto que esta avenida se ha creado para mejorar, pero no ha sido así, pues se ha convertido en un basural. Los vecinos ya no respetan al carro basurero. Ahí botan la basura, perros muertos, cosas que son un foco infeccioso para los vecinos y nuestros niños. Lo podrían mejorar poniendo áreas verdes, quizá canchas, para que los niños y jóvenes practiquen mas el deporte y salgan a las plazas, porque este espacio es mas de tierra y deshabitada….Como podemos hablar de “Vivir bien” si las obras no se culminan”.


En respuesta de esta situación, el ingeniero Calderón, explicó que uno de los principales problemas que aqueja a esta dirección es la falta de recursos económicos para poder cubrir las necesidades que implica mantener a las áreas verdes: “Se cuenta con un personal de acuerdo al requerimiento que se da en cada distrito. A pesar que este personal ya fue descentralizado y ahora pertenecen a cada subalcaldía, no se cuenta con una cantidad suficiente de personal para apoyar en el mantenimiento y la limpieza de las plazas”.


Dada la Ley Nº 1333 “Ley de medio ambiente” que especifica en su artículo 17: “Es deber del Estado y la sociedad, garantizar el derecho que tiene toda persona y ser viviente a disfrutar de un ambiente sano y agradable en el desarrollo y ejercicio de sus actividades”, se preguntó al ingeniero, si existía una Ordenanza Municipal que regule el cuidado, mantención y construcción de este tipo de áreas, a lo cual respondió: “no se cuenta con una Ordenanza Municipal que regule esto, puesto que las anteriores gestiones, las planimetrías de estos espacios debían acoplarse a las edificaciones que ya estaba establecidas en cada distrito. Actualmente, las planimetrías se realizan con una visión futurista, entonces ahí si se contemplan la construcción de áreas verdes, áreas de equipamiento y hasta las mismas jardineras de las avenidas”.



A pesar de esa limitación, Calderón manifestó que se trabaja el concepto de “vivir bien” en esa repartición: “El vivir bien se enfatiza en la parte económica, sino en la relación que se debería tener con el medio ambiente. Entonces una persona tiene que estar en constante relación con la naturaleza, es por eso que se está trabajando en proyectos donde se implementará la forestación de El Alto, cosa que se pueda tener una mejor implementación de áreas verde. De la misma forma la orientación en los colegios y escuelas es otra labor a la que se dedica esta dirección”.


Finalmente, no podemos negar que el hombre siempre ha buscado dominar y buscar un lugar privilegiado dentro de la naturaleza. Pero a pesar de ello se replantea este pensamiento y  se siente la necesidad de buscar un lugar primordial para la naturaleza en la vida del hombre.  La mayor cantidad de espacios verdes es una preocupación de los vecinos, puesto que han advertido que para “vivir bien” necesitan de estas áreas que manifiestan su relación y  su convivencia con la naturaleza.